Flamenco. leyenda viva del flamenco, fue con Manuel transgresora y pionera de la renovación de este estilo musical. Una vez más, la artista sevillana se sube a los escenarios para deleitarnos con su archiconocido repertorio, el cual no entiende de fronteras generacionales ni culturales. Malabarista de metáforas y alegorías, inigualable. Su cancionero es un paseo por un jardín botánico un día de verano. A través de elementos como la luna, la amapola o el jilguero, alcanza la libertad para hablar sobre los temas más universales. Todo ello con un toque de especias, teniendo siempre presente su origen andalusí.

Sin embargo, Lole ha superado el umbral musical convirtiéndose, hoy en día, en un referente social. Su figura icónica es impresa en camisetas, las calles son empapeladas con esas letras a las que ella pone su particular voz. Hasta el mismísimo Tarantino no pudo resistirse a incluirla en una de sus bandas sonoras. La mezcla de estos atributos conforma una personalidad única que proyecta en cada actuación.

Acompañándola se encuentra Joselito Acedo, prometedor guitarrista en el mundo del flamenco con una destacada nominación en los Latin Grammy de 2015. Los dos forman una alianza perfecta ya que proceden de la orilla bendecida del Guadalquivir, llamada Triana. El compás lo va marcando “Rubita”, guitarra que estuvo junto a Lole y Manuel desde sus comienzos, atravesando pasado y futuro. Ante tal unión artística, el público queda hipnotizado dejándose llevar por esa mariposa que eleva el espíritu a lo más alto, ayudando a encontrar eso que pasamos toda la vida buscando.

TEXTO: OLVIDO CANO